La necesidad de re- pensar la ciudad y su relación con los espacios verdes

La explosión demográfica, la acelerada tasa de urbanización y la globalización de la economía son, entre otros, los principales procesos que han modificado la superficie terrestre (Brauch, 2009), causando como impacto más evidente la pérdida de biodiversidad producto de la modificación y fragmentación de hábitats a nivel mundial (Sala et al., 2000).

En este contexto, el crecimiento de las ciudades bajo el modelo de ciudad difusa o dispersa, adquiere relevancia para comprender la pérdida de biodiversidad a nivel mundial, más aún en Latinoamérica, señalada como la región con el mayor grado de urbanización del mundo, donde más del 80% de su población vive en ciudades (Secretaría del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), 2012). Este modelo de crecimiento se caracteriza por la propagación espacial de la población urbana sobre áreas rurales (Entrena, 2005a).

En el caso de las ciudades chilenas, la expansión urbana sobre áreas naturales ha tenido profundas repercusiones ambientales, pues grandes superficies de suelos cubiertas por remanentes de bosques naturales, humedales, ríos y quebradas han sido urbanizadas (Romero et al., 2007), lo que ha implicado la aparición de islas de calor, humedad y ventilación en el borde de las ciudades, el aumento de la contaminación de las aguas, aire y suelos y una mayor vulnerabilidad ante desastres naturales (Romero y Órdenes, 2004).

Los problemas derivados de este patrón de crecimiento de las ciudades, exigen una nueva forma de entender el rol que los espacios verdes cumplen en el desarrollo de las mismas. Para ello es necesario avanzar en superar la dicotomía entre crecimiento urbano y la protección del medio ambiente, tarea difícil pues las ciudades son territorios en los que confluyen diferentes intereses, muchas veces antagónicos y en permanente tensión.

Al respecto, experiencias lideradas por organizaciones comunitarias abren oportunidades para resignificar y reconstruir la relación entre ciudad y naturaleza. Ejemplo de ello es la experiencia de Villas Claro de Luna en la ciudad de Valdivia, quiénes se organizaron por la recuperación del humedal Angachilla. Este caso demuestra cómo la comunidad frente a la voluntad de otros actores de transformar en plusvalía el medio, aspira a mejorar su calidad de vida reforzando su participación en los procesos de urbanización. (Skewes et al., 2012).

El reconocimiento de la complejidad que implica concebir una nueva forma de relación entre la ciudad y sus espacios verdes, requiere necesariamente que nuevos actores sociales, políticos y económicos se sumen a las estrategias de protección. Para ello entonces, es necesario analizar las condiciones actuales de las formas de interacción de los actores que inciden sobre estas áreas.

La gobernanza ofrece un marco de análisis acorde a estas necesidades. Este enfoque de investigación permite identificar oportunidades y desafíos para la construcción de una nueva relación entre la ciudad y sus espacios verdes, analizando entre otras cosas, los arreglos formales (leyes, políticas, planes) e informales (valores, creencias, pautas de comportamiento) sobre los que se preparan y ejecutan las decisiones relativas a esta temática.

Elizabeth Galdámez
Ingeniera en Recursos Naturales Renovables
galdamez.roco@gmail.com